sábado, 9 de junio de 2007

Justine Henin ganadora del Roland Garros


Un triunfo de color de rosa para Henin

Por Guillaume Baraise

Decididamente, Justine Henin lo ve todo de color de rosa en Roland Garros. Lejos de sus problemas de principios de año, la belga, en el colmo de la felicidad, conquistó su cuarta corona en París, la tercera consecutiva. En la final, la serbia Ana Ivanovic, demasiado nerviosa, fue incapaz de aguantar ante la reina del lugar (6-1 y 6-2 en 1 hora y 5 minutos).

La final femenina de 2007 fue la de los contrastes. Por un lado, Justine Henin, la nº 1 mundial y la reina de Roland Garros. En su haber, tres Copas Suzanne Lenglen en otras tantas finales y una trayectoria inmaculada en esta edición, sin ningún set perdido. Por el otro, Ana Ivanovic, 7ª del mundo, 19 años de edad, que disfrutaba por primera vez en su carrera de una final en un torneo del Grand Slam.

La jugadora de Belgrado era también la primera serbia que disputaba una final de un "grande" (si bien hubo tenistas de la antigua Yugoslavia que la precedieron; entre otras, su ídolo, Monica Seles). Con su entusiasmo, su cara bonita y su potencia en el golpeo, Ana Ivanovic ha sido un verdadero soplo de aire fresco para el torneo femenino. ¿Sería suficiente para desestabilizar a Justine Henin? Se antojaba cuando menos dudoso, pues la belga llevaba una racha de 20 victorias y 33 sets consecutivos en Roland Garros, digna del máximo respeto.

Cuatro bolas para el 2-0, y a partir de ahí...

Sin embargo, cuando, a las 15:12 horas, comenzó la final ante la atenta mirada de Mary Pierce, la primera que mostró indicios de nerviosismo fue… Justine Henin. La "señora de Roland Garros" perdió su servicio de entrada con una doble falta. Ana Ivanovic había soltado ya dos derechas ganadoras; pero cuando le tocó sacar, la serbia parecía confusa, como si le faltara la respiración. Era incapaz de poner la bola en juego correctamente y saltaba a la vista que le embargaba una enorme tensión.

Aun privada de su mejor arma (el primer servicio), Ana se puso con 40-0; es decir, con tres pelotas de 2-0. Pero la belga aprovechó sus segundos saques para hacer daño. Ivanovic se procuró una cuarta oportunidad de confirmar su “break”, pero cometió un error con su derecha. Finalmente, Justine empató (1-1) gracias a la ayuda de la cinta de la red. Aunque aún no se sabía, fue el punto de inflexión de la final.

Y es que, a partir de ahí, se produjo el cataclismo. Con toda su experiencia, la nº 1 mundial debió de percibir la turbación de su rival. Así, Justine se soltó, mientras Ivanovic sufría una especie de colapso nervioso. La morena de Belgrado ni siquiera conseguía sacar de forma ortodoxa. Pese al apoyo del público, que percibía claramente que necesitaba ayuda, la serbia iba a perder… ocho juegos seguidos.

Una retahíla de errores

La primera manga se la llevó Henin en apenas 34 minutos, por 6-1. En este set inicial, Ivanovic sólo registró un 44% de primeros servicios. Es más, en el tramo final llegó a sacar primeros con sabor a segundos, para evitar males mayores. Pero ahora, era en el fondo de la pista donde no le salía nada. La jugadora que había eliminado con una pasmosa sangre fría a Svetlana Kuznetsova y Maria Sharapova estaba pasando totalmente de puntillas por la final. Todo el peso del acontecimiento recaía de lleno sobre sus hombros. Qué lástima…

Con 6-1 y 2-0, Ivanovic (gracias a la ayuda de Henin, que falló un smash) cortó por fin la hemorragia. Por primera vez en el partido, ¡se adjudicó su servicio! Sin embargo, no fue suficiente para volver a meterla en el partido (o para meterla sin más). La esperadísima final, hay que hacer hincapié en ello, se tornó en catástrofe para la morenaza. Por supuesto, Justine, apretando el puño con rabia, saboreaba todos los puntos que iban desfilando en su casillero. Pero a decir verdad, incluso los numerosos aficionados belgas estaban un poco tristes ante el giro adoptado por los acontecimientos.

El rosa le sienta de perlas

Prácticamente, no hubo partido, puesto que los puntos se transformaron en una retahíla de errores no forzados por parte de Ivanovic (31 en total). Ahora bien, la serbia iba a ganar un tercer juego, con 6-1, 5-1 en el marcador. Pero con ello no hizo sino retardar la puntilla final. Por desgracia, esta fiasco de final recuerda a las de 2004 y 2005, donde los monólogos de Anastasia Myskina contra Elena Dementieva y de Justine Henin contra Mary Pierce se vieron facilitados por la actuación poco acertada (bonito eufemismo) de las derrotadas.

A la hora de conquistar su cuarta corona en París, a la valona no le tembló el pulso. Con 30-0, incluso, Ivanovic le dio por bueno un saque directo que había sido anunciado “out”. Un bonito gesto de deportividad, pero con tintes de claudicación. En el punto siguiente, Henin subió tranquilamente a la red a conectar una volea con la derecha que le brindó un “hat trick” histórico: 2005, 2006 y 2007. Un resultado que solamente Monica Seles había conseguido en la era “open”. ¡Para quitarse el sombrero!

¡Qué lejos quedan los problemas personales de Henin de principios de año, por la ruptura con su marido! A imagen y semejanza de su indumentaria en la final, la campeona belga, reconciliada con su familia, lo vio todo hoy de color de rosa…

fuente: http://www.rolandgarros.com/es_FR/index.html

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